El teléfono éxitado besó la losa aviadora,
Escandinavia saludaba, fria la tarde primaveral
mi pulso sucumbió a mil por horas ante su voz
la espera caminó imperiosa desvelando mi ausencia.
Horas intensas estrujaron mis brazos peregrinos
mi boca sucumbió ante sus labios caribeños...
un aroma de viento sonda, roció nuestras figuras,
los ojos arremolinados sudaron ante el cielo gris
y las miradas se enfrascaron en dirección gemela.
Pasos, risas abanicos de alegria...
asomaron en arcoiris de terminos invernal,
la pasión invitaba a vivir en el rondel de Venus...
como la única noche en cada solsticio de verano,
ahi nos sorprendió aliento de jazmines mirando las violetas.
Un remolino del norte nos envolvió en plenitud,
el néctar de los Andes en el Bàltico...
atestiguó sólido del perfume que nos bañó hasta el alba...
perdidos en la penumbra hecha miel ...
fuimos el Alfa y Omega entrelazados de azul.
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