La mazorca reía en tus manos puras,
trotaban apresurados los porotos granados
intentaban dar una tierna bienvenida a la mazamorra,
que espesa en su leche llegó al despertar.
Lei en tus ojos una dulce lluvia ... invitando a mis oidos
cada palabra tuya corria por mis venas inquietas
el paso del tiempo marcaba tu lento caminar en tu barrio
tus frutos bebieron tu néctar junto a tu débil cuerpo enfermo.
Mientras la mesa sonreía, saboreé cual manantial
la comida triunfal de tus manos de hormiguita...
recorrí tu niñez confesiones del único amor
miré el albúm de la historia nupcial...
bebí las yerbas plantadas en tu amado huerto.
El tiempo fue consumido vorazmente, bebiendo...
grabando las notas blancas de tu corazón...
enamorada eterna, mi piel bebió el aroma infinita .
Extasiada me sume al tren de tu hijo
artesano incansable, maestro consecuente
todo resplandecia en unicornios danzando
el sonido de bambú invitó a atar sonidos plateados.
Observé minuciosamente los hilos corriendo
tus manos de arcoiris dibujaban flores en telas puras
la noche sigilosa avanzaba esoñandolo todo
como un haz de luz las horas sucumbieron
Atrapé el sol en tu cuna dorada... saludé a la luna
dormí en el azul de tus sueños,
acaricié palabras de tu alma herida en mil batallas
sonrisas fugaces en sentimientos trizados.
Penélope capitalina tus manos seguirán bordando
es la pasión de tus caricias escondidas
la salvia de tu vida altiva , maestra de maestra
las estrellas seguirán dándote la luz del infinito.
A Filomena que con su amor ...y en la inmensidad de su mirada, confió en mi vida de mujer inquieta, abrió su corazón, y guardé en mi equipaje sus palabras, todo su esmero ante mi repentina visita en la Capital de Chile. Mis modestos versos son para ella una dama aguerrida que irradia sabiduria. Sólo hay que entenderla. Gracias Filomena por haberte conocido.
trotaban apresurados los porotos granados
intentaban dar una tierna bienvenida a la mazamorra,
que espesa en su leche llegó al despertar.
Lei en tus ojos una dulce lluvia ... invitando a mis oidos
cada palabra tuya corria por mis venas inquietas
el paso del tiempo marcaba tu lento caminar en tu barrio
tus frutos bebieron tu néctar junto a tu débil cuerpo enfermo.
Mientras la mesa sonreía, saboreé cual manantial
la comida triunfal de tus manos de hormiguita...
recorrí tu niñez confesiones del único amor
miré el albúm de la historia nupcial...
bebí las yerbas plantadas en tu amado huerto.
El tiempo fue consumido vorazmente, bebiendo...
grabando las notas blancas de tu corazón...
enamorada eterna, mi piel bebió el aroma infinita .
Extasiada me sume al tren de tu hijo
artesano incansable, maestro consecuente
todo resplandecia en unicornios danzando
el sonido de bambú invitó a atar sonidos plateados.
Observé minuciosamente los hilos corriendo
tus manos de arcoiris dibujaban flores en telas puras
la noche sigilosa avanzaba esoñandolo todo
como un haz de luz las horas sucumbieron
Atrapé el sol en tu cuna dorada... saludé a la luna
dormí en el azul de tus sueños,
acaricié palabras de tu alma herida en mil batallas
sonrisas fugaces en sentimientos trizados.
Penélope capitalina tus manos seguirán bordando
es la pasión de tus caricias escondidas
la salvia de tu vida altiva , maestra de maestra
las estrellas seguirán dándote la luz del infinito.
A Filomena que con su amor ...y en la inmensidad de su mirada, confió en mi vida de mujer inquieta, abrió su corazón, y guardé en mi equipaje sus palabras, todo su esmero ante mi repentina visita en la Capital de Chile. Mis modestos versos son para ella una dama aguerrida que irradia sabiduria. Sólo hay que entenderla. Gracias Filomena por haberte conocido.
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