Cada quejido de tu pecho lo absorbe mi piel,
son tan profundos que mis oidos se marchitan
intento suavizar tus dias de zozobra pasajera
y el timbre de tu voz pide descanso.
En cada gota de mis labios pronuncio tu nombre
llamo tu risa, tu voz grave, tu mirada, tus pasos inquietos.
Grito a los astros saquen al instante el dolor acumulado
y devuelvan a tus ojos la quietud.
No temas ... los quejidos que atan tu cuerpo...
se esfumarán como tantos otros en la Bermudas, entonces...
tus músculos ya sin un malestar...alzarán tu rostro radiante!
los sabores volverán a tu boca y tu figura escuchará el canto
violeta de mis manos.
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