Debo confesar sin mayores reparos sin vaivenes ni ceremonias
que la crueldad del hielo me estaba consumiendo,
evitaba cualquier intento de romper
el muro que habia petrificado mi alma,
todo era una boca de túneles que desfilaban
en cada minuto, donde el reloj miraba de reojo
parecía un carnaval de dragones que visitaban mi espacio
donde sólo tenia cabida la indiferencia y la desilusión.
Los años hacian su función y la rígidez alimentaba la desesperanza
en cientos de atardeceres, la luz solía alejarse sin explicación
caminaba a ciegas el derrotero era el olvido ante mi propia existencia.
La resignación venia a instalarse como el principal huésped en mi concierto,
no hacían falta palabras ni reverencias el todo y la nada del paso por la vida
llegaba a su término ... sin decoraciones si... todo estaba dicho y mi cuerpo volaba
en su despedida...nada habia que perder solo la batalla de la infelicidad...
pero mis alas sufrieron el desperfecto de la imperfección ...
Un vuelo que abortó la muerte hace exactamente el calendario recorrido.
Hoy que mi pulso permite revivir la historia mis ojos pueden ver, mis labios sonreir
mis manos sienten el calor que llegó en Octubre y se anidó en mi corazón tantas veces muerto.
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