Caminé por senderos tempestuosos
buscando la sonrisa tender sus brazos
huracanados a mi cintura.
Caminé... caminé, internándome en la
interrogante del tiempo divino
para alcanzar el fruto que parecía
alejarse de mis ojos.
Seguí caminado sin mirar , sin escuchar
sin preguntar al mar el por qué de su
desprecio al amanecer.
Bajé las escaleras del olvido y me
confesé con los años perdidos....
Sus ojos me miraron desafiantes
me internaron al tren de las heridas
y la verdad desnuda salió a mi encuentro
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