El aire trae en su capa invisible tu risa blanca
tan nítida que cubre mi piel soleada extrañando tus besos.
Paseo frente al mar de mi desierto mirando las gaviotas...
las que un día me anidaron en su habitación de agua
saludan, invitandome a soñar.
El sol comienza a descender y el horizonte enrojece
la brisa danza paulatinamente trayendo tu perfume
veo tu tus ojos en el norte... siento tus pasos inquietos
transcurren los minutos y el reloj no detiene su marcha.
En cada centímetro recorrido... tu voz cubre mis oídos
recuerdo tu mano en el corazón en mi despedida.
te veo en medio del aroma azul que cubre tu aposento
huelo el perfume de violetas que bañan nuestras letras...
y seguirán junto a nosotros ante cualquier tormenta